23/2/13

La dieta y su importancia en la salud coronaria.

Revelador artículo escrito por un médico, el  Dr. Dwight Lundell Jefe del Servicio de Cirugía Coronaria en el hospital Banner Heart Hospital. encontrado en el blog  http://lourdestrevino.com/


Nosotros, los médicos, con toda la formación,  conocimientos y la autoridad que  adquirimos, tendemos a inflar el ego y difícilmente admitimos que hemos errado. Sin embargo, debo  confesar que me he equivocado.
Soy  cirujano del corazón, con 25 años de experiencia, con más de 5000 cirugías realizadas de corazón abierto, hoy ha llegado el momento de reparar el daño mediante los hechos médicos y científicos.
He estado formando durante muchos años a otros médicos, de esos a los que luego se etiqueta como “formadores de opinión”.
Asediados por la literatura científica, asistiendo de forma continua a seminarios, los creadores de opinión han insistido en que las enfermedades coronarias son el resultado del simple hecho de tener unos niveles de colesterol muy elevados en sangre.
La única terapia aceptada ha sido la de prescribir medicamentos para bajar el colesterol y una dieta muy restringida en grasas. Un menor consumo de grasas traería consigo una disminución en la cantidad de colesterol y se reducían las enfermedades coronarias. Cualquier desviación de estas recomendaciones se consideraba una herejía y daba lugar a la realización de malas prácticas médicas.
¡Pero no está funcionado! Estas recomendaciones no son ni científicamente ni moralmente defendibles.
El descubrimiento hace unos años de que es la inflamación en la pared arterial es la causa real de la enfermedad cardíaca, es lo que poco a poco está dando lugar a un cambio de paradigma en la forma en que son tratadas las enfermedades cardíacas y otras dolencias crónicas.
A pesar de que el 25% de la población toma costosos medicamentos a base de estatinas, y a pesar del hecho de que hemos reducido la cantidad de grasa presente en nuestra dieta, cada vez mueren más personas por enfermedades cardíacas.

Las estadísticas de la American Hearth Association indican que 75 millones de estadounidenses sufren enfermedades cardíacas,  20 millones padecen diabetes y 57 millones pre-diabetes. Estos trastornos afectan cada vez a personas más jóvenes, en mayor número cada año.
En pocas palabras, es la inflamación corporal la responsable de que se acumule el colesterol en las paredes de los vasos sanguíneos y se causen de este modo enfermedades cardíacas y apoplejías. Sin inflamación, el colesterol se mueve libremente por todo el cuerpo; es la inflamación lo que hace que el colesterol quede atrapado. 
La inflamación no es un proceso complejo, se trata simplemente de una reacción natural del cuerpo ante invasores extraños, tales como bacterias, toxinas o virus. El ciclo inflamatorio es una forma de protección del cuerpo ante invasores como bacterias y virus. Sin embargo, si se expone de forma crónica a nuestro organismo a toxinas o alimentos que el cuerpo humano no está preparado para procesar (Estrés Químico), se produce entonces una inflamación crónica, es decir que tiene mucho tiempo de evolución y se instala de forma permanente.
¿Qué persona sensata se expondría de forma intencionada en repetidas ocasiones a alimentos u otras sustancias que sabe le causan daño corporal? Bueno, quizás los fumadores, pero al menos se trata de una decisión voluntaria.
El resto nos limitamos a seguir la dieta recomendada, baja en grasas y altas en  carbohidratos, sin saber que estamos causando repetidas agresiones a nuestros vasos sanguíneos amén de ser un error ya que hay infinidad de grasas “buenas” que dejamos fuera y los carbohidratos son el verdadero enemigo. Esta agresión repetida produce una inflamación crónica que conduce a la enfermedad cardíaca, a los accidentes cerebro vasculares, a la diabetes y la obesidad.
Permítanme que se lo repita: la lesión e inflamación de nuestros vasos sanguíneos está causada por una dieta baja en grasas, algo recomendado durante años por la medicina convencional.

¿Cuáles son los mayores culpables de la inflamación crónica? En pocas palabras, la sobrecarga de hidratos de carbono simples y alimentos muy procesados (azúcar, harina y todos los productos derivados) y un exceso de consumo de aceites vegetales con omega-6, tales como aceites de soja, maíz y girasol, que se encuentran presentes en muchos alimentos procesados. 
Visualice lo siguiente: un cepillo duro que constantemente frota  la piel hasta  enrojecerla y hacerla sangrar,  así diariamente durante años,  cada vez sería peor la inflamación y el sangrado a medida que repite la agresión.
Esta es una buena forma de visualizar el proceso inflamatorio, y es lo que está pasando en su cuerpo. Independiente de dónde se produzca el proceso inflamatorio, sea interna o externamente, es lo mismo.
He observado el interior de miles y miles de arterias. Una arteria enferma se ve como si alguien hubiese frotado y cepillado incansablemente las paredes. Varias veces al día, todos los días, los alimentos que comemos producen pequeñas lesiones, sobre las que se producen otras, de modo que es la causa de que nuestro cuerpo responda de forma continua con inflamación.
A pesar de que resulta tentador saborear los dulces, nuestros cuerpos responden de forma alarmante, como si un invasor extraño nos declarase la guerra. Los alimentos están cargados de azúcar, carbohidratos simples, o procesados con omega-6, uno de los pilares de la dieta norteamericana durante varias décadas. Estos alimentos nos envenenan lentamente a todos.  Los productos que hacen alarde de 0% grasa y 0 colesterol como los yogures o crema light, efectivamente, no tienen grasa, pero ¿saben con qué los espesan? ¡con maicena!  Un almidón, que sí engorda y deteriora los tejidos produciendo inflamación.
¿Cómo un simple dulce produce una cascada de inflamaciones que hace que el cuerpo enferme?
Cuando consumimos hidratos de carbono simples, tales como el azúcar, los niveles de azúcar en la sangre se elevan rápidamente. Como respuesta, el páncreas segrega insulina, cuya misión principal es que el azúcar llegue a todas las células donde se almacena la energía. Pero si la célula está llena, si no necesita más glucosa, se rechaza el exceso para evitar una disfunción de los procesos que se llevan a cabo en su interior.
Cuando las células rechazan el exceso de glucosa, se elevan los niveles de azúcar en sangre, aumentando la producción de insulina, y se almacena en forma de grasa..
¿Qué tiene que ver todo esto con la inflamación? La cantidad de azúcar en sangre se controla entre unos valores máximos y mínimos muy estrechos. Las moléculas de azúcar se unen a una amplia variedad de proteínas, que lesionan las paredes de los vasos sanguíneos. Esta lesión repetida de las paredes de los vasos sanguíneos desencadena la inflamación. Cuando sube el nivel de azúcar en sangre varias veces al día, todos los días, es como frotar con papel de lija el delicado interior de los vasos sanguíneos.
Si bien no puede observarlo, puede estar seguro de que ocurre así. Lo he visto en más de 5000 pacientes sometidos a cirugía durante los 25 años que llevo ejerciendo. Todos ellos tenían un denominador común: la inflamación de las arterias.
Volvamos al asunto de los dulces. Bajo su inocente aspecto, no sólo contienen azúcar, sino que también están elaborados con ácidos grasos omega-6, tales como los provenientes de la soja.
Las patatas fritas se fríen con aceite de soja, muchos alimentos procesados se fabrican con ácidos grasos omega-6, para que así tengan más larga duración. Mientras que las grasas omega-6 son esenciales al formar parte de la membrana celular, y así controlar lo que entra y sale de la célula, deben estar en un equilibrio adecuado con los omega-3.
Si este equilibrio se rompe por el consumo excesivo de ácidos grasos omega-6, la membrana de la célula produce unas sustancias químicas denominadas citoquinas, que causan directamente inflamación.
Hoy en día, la dieta suele producir un desequilibrio muy grande entre estos dos tipos de ácidos grasos. La relación de desequilibrio puede estar en torno de 15:1, o incluso de 30:1 en favor de los ácidos grasos omega-6.
Esto produce una enorme cantidad de citoquinas que causan la inflamación. Lo ideal sería una proporción de 3:1 para que fuese saludable.
Para empeorar aún más las cosas, el sobrepeso produce una sobrecarga de células grasas que vierten grandes cantidades de productos químicos pro-inflamatorios, lo que se suma a las lesiones causadas por los altos niveles de azúcar en sangre.
No hay otra solución para disminuir la inflamación que consumir los alimentos lo más cercano posible a su estado natural.
Para reconstruir un músculo, se deben consumir más proteínas. Para energía elija carbohidratos complejos, tales como los presentes en frutas, verduras y granos integrales.
Reduzca o elimine el consumo de los ácidos grasos omega-6, tales como el aceite de maíz y soja, y los alimentos procesados que se han elaborado con estos aceites, aumente el consumo de ácidos grasos omega 3.
La medicina convencional cometió un tremendo error cuando aconsejó a la gente que evitara las grasas saturadas en favor de los alimentos ricos en ácidos grasos omega-6. Ahora tenemos una epidemia de inflamación de las arterias, que conduce a enfermedad cardíaca y otras muertes silenciosas.

Lo que usted puede hacer es consumir alimentos integrales, de los que su abuela consumía, y no seguir la moda de consumir tantos alimentos procesados. Eliminando los alimentos que producen inflamación y añadiendo los nutrientes esenciales presentes en los alimentos frescos no elaborados, se revertirían los daños en las arterias y en todo su cuerpo.
Así es que si desea controlar la inflamación y por lo tanto los problemas cardiovasculares ponga atención a lo que come, los malos hábitos producen acidez y ésta es el principal detonante de la inflamación crónica en los tejidos corporales
En otras palabras, sólo comiendo bien, su cuerpo sería capaz de revertir problemas de corazón y más importante aún, evitar ataques al corazón. ¿Tiene sentido? Un ataque al corazón es una cosa común hoy en día en personas mayores de 40 años; Estas son personas que viven consumiendo comida rápida y llevan una vida sedentaria.
¿Cree que vale la pena?


4 comentarios:

  1. Somos lo que comemos, y aunque las industrias farmaceuticas y alimentarias intenten que no nos demos cuenta, metemos en nuestro cuerpo demasiados venenos ¿Cómo es posible así la salud? Ademas, la salud no es un concepto que tenga que ver solo con nuestro organismo, sino con nuestra forma de vida, y solo cambiando la segunda podremos mantener el primero de forma natural y, por lo tanto, saludable.

    Saludos

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    1. Debemos aprender a valorar nuestra salud, empezando por nuestra alimentación, cosas que intentan convencernos para que deleguemos en manos de la industria alimenticia y médica, que por supuesto, no dejan de ser dos negocios preocupados en primer lugar por SUS intereses.

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    2. Sin entrar al fondo del asunto, que puede que sea cierto o puede que no, sólo decir que al señor Lundell le quitaron la licencia médica en 2008, después de 8 años de continuas sanciones por práctica deficiente. Así que difícilmente puede ser jefe de ningún servicio de cirugía. Ahora se dedica a vender sus libros sobre este tema.

      Repito, no digo nada sobre el asunto, pero te doy unos datos sobre el personaje para que hagas lo que quieras con ellos.

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    3. Lo fue y el que venda libros no creo que lo desacredite, a priori, como profesional ni como persona.
      En fin que la falacia ad-hominen no tiene mucho sentido cuando este señor no es el creador de esta idea, solo uno de sus muchos seguidores. Si publico esto es porque también sigo estas ideas y me han resuelto problemas de salud, así que además de considerarlas acertadas en un primer momento, las he experimentado en mis carnes y continuo defendiéndolas.

      De cualquier modo se agradece el aporte.

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