Perdedor de la guerra y victima del hambre y la intolerancia humana.
[...]A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero
que tenemos que hablar de muchas cosas
compañero del alma, compañero.
del almendro de nata te requiero
que tenemos que hablar de muchas cosas
compañero del alma, compañero.
De él escribió Vicente Aleixandre:
ResponderEliminar"Era puntual, con puntualidad que podríamos llamar del corazón. Quien lo necesitase a la hora del sufrimiento o de la tristeza, allí le encontraría, en el minuto justo. Silencioso entonces, daba bondad con compañía, y su palabra verdadera, a veces una sola, haría el clima fraterno, el aura entendedora, sobre la que la cabeza dolorosa podría reposar, respirar. Él, rudo de cuerpo, poseía la infinita delicadeza de los que tienen el alma no sólo vidente, sino benevolente. Su planta en la tierra no era la del árbol que da sombra y refresca. Porque su calidad humana podía más que todo su parentesco, tan hermoso con la Naturaleza.
Era confiado y no aguardaba daño. Creía en los hombres y esperaba en ellos. No se le apagó nunca, no, ni en el último momento, esa luz que por encima de todo, trágicamente, le hizo morir con los ojos abiertos."
Salu2
Yo no lo habría expresado mejor, jejejeje.
ResponderEliminarEs curioso ese detalle de que cuando murió, no pudieron cerrarle los ojos, no lo recordaba.