La ambulancia parecía no llegar nunca y eso que el golpe había sido brutal. Aún hubo que esperar la llegada de los bomberos para que los liberasen del amasijo de hierros retorcidos a que había quedado reducido el coche tras chocar contra aquel árbol.
Comenzaban los años 90 y eso es poco más de lo que F podía recordar de aquel accidente que a punto estuvo de costarles la vida a él y a sus amigos.
La larga y penosa recuperación incluyó la operación de varias fracturas y bastantes visitas al gimnasio del hospital, pero eso no fue lo peor, las pesadillas no cesaban y la amnesia no parecía desvanecerse ¿qué pasó, porqué se estrellaron? huían de algo, algo los hizo salir corriendo tan rápido que solo aquel árbol los logró detener, pero ninguno de los tres tenía una respuesta coherente y F ni siquiera recordaba. Solo que quería escapar pero no recordaba de qué.
La historia que contó entonces F alumbró las extrañas divagaciones de sus dos compañeros;
Era de madrugada, verano, poco antes del amanecer, volvían a casa de las fiestas de un pueblo, por una carretera secundaria y pararon en un campo al margen de la carretera a fumar un cigarro.
Pararon el motor, encendieron sus cigarros y mientras comentaban su aventura, de repente algo sacudió el vehículo, parecía que alguien se sentaba violentamente en el maletero balanceando todo aquel pesado coche, -sin poder decir nada, se miraron y miraron el maletero, había suficiente luz como para ver que no había nada, ¿sería algo bajo el coche? antes de que pudieran reaccionar, el balanceo volvió a repetirse, ahora con más violencia, el coche de más de mil kilos casi se levantaba del suelo -¡Corre! -F obedeció sin saber si quiera cual de sus compañeros había gritado, encendió el motor, piso a fondo el acelerador y salio tan rápido como el coche le permitía.
Uno de sus compañeros desde el asiento de atrás, miraba al exterior y no dejaba de gritar, -¡Acelera, que nos pilla, está acercándose, que viene! -F miro instintivamente el retrovisor y solo pudo distinguir unos ojos rojos que desaparecieron en el momento que el coche, ya sin control, derrapó en aquella curva para ser frenado violentamente por un grueso árbol.
Cuando años más tarde F me contó aquella historia, le pedí que me indicase el lugar exacto, lo cual no le resulto nada complicado.
Fui allí con un amigo al que no comenté demasiado del asunto para no sugestionarlo y efectivamente, en aquella curva, aún estaba el árbol herido años atrás y unos cuantos cientos de metros más adelante el campo que describió F.
Casi pude deducir el lugar exacto donde pararían, puesto que era casi una prolongación del arcén de la carretera y limitaba con la zona arada del propio campo. Paramos allí mismo.
Se trataba de un campo enorme, limitado por la carretera, apenas transitada, a un lado y al otro a unos cien metros, por un pequeño arroyo de agua cristalina, con un precioso árbol. Parecía una imagen de cuento de esas que hacen que la fantasía se deje llevar, imaginando duendes o hadas sobre aquel arroyo desconectado del mundo.
Tome varias fotos y muestras de la actividad electromagnética y aunque todo parecía normal, algo flotaba en el ambiente, algo que parecía ser más intenso cerca del arroyo, quizás solo era sugestión, pero mi compañero, que apenas sabía nada del asunto que nos llevó allí, también confesó más tarde, haber sentido algo especial.
Unos años más tarde, volví al lugar y en la finca lindante con nuestro campo, habían construido una chatarrería, estacioné donde la vez anterior, que seguía siendo el lugar más idóneo y volví a pasear por aquel campo, ahora recién arado de cereales, donde unas enormes balas de paja eran el único mueble. Esta vez la sensación fue muy distinta, aquella magia, aquella sensación que se respiraba la primera vez había desaparecido.Aquel arroyo, ahora parecía haber perdido su vida, perecía estar contaminado por la presencia profanadora de esa grosera construcción que violó el lugar haciendo huir aquellos duendes, quizás en busca de un lugar más apartado de la civilización.
El escenario de la historia que aquella vez estuvo a punto de tener un final trágico, es muy similar al de otras muchas que hablan de "lugares encantados".
Este en cuestión suele ser un prado o un bosque bastante apartado y asilvestrado, con un riachuelo, un nacimiento, una fuente o cualquier pequeño curso de agua muy pura. Sitios donde hay quien afirma haber visto extraños seres que a veces identifican como hadas, duendes, espíritus del bosque y un sin fin de idealizaciones que describen seguramente un mismo fenómeno desde diferentes mentalidades o culturas.
Lugares donde la brújula se vuelve loca y algo flota en el ambiente que nos hace girar la cabeza esperando descubrir aquella presencia que sentimos que nos observa y que unas veces nos inquieta y otras nos llena de paz, pareciendo armonizarnos con aquella magia que flota a nuestro alrededor.
No sé por qué lugares transitas pero no creas que me cruzarás por allí. Me dio miedo tu relato.
ResponderEliminarUn beso y gracias por la visita y los videos.
Nos leemos ;)
Lo tangible se diferencia de lo intangible en la misma medida en que la razón vital se aparta de la razón pura. Esta experiencia es muestra de la razón vital que vale como histórica, pues la vida es peculiaridad, cambio y caminar, en una palabra: Historia.
ResponderEliminarQue pena que en un lugar tan misterioso pero romántico no podamos cruzarnos con la chica de la farmacia y hacer historia.
Ah, bueno, pero si tendré dos custodios me animo :)
ResponderEliminarChica de la farmacia, (farmacéutica que te llamarían por estos andurriales):
ResponderEliminarEl miedo es subjetivo, es solo una reacción instintiva hacía lo desconocido, el miedo es irracional y una vez dominado, nos abre las puertas del conocimiento.
La visita fue un placer a la vez que una mirada melancólica ha mi propia historia y el recuerdo de mis bichillos.
Pitt: "Que la vida solo es sueño..."
¿Que es real, donde nacen los sueños, donde termina la realidad?
Qué interesante, a mi nunca me ha pasado nada extraño, no soy receptiva pero me gustan estas historias, por supuesto que hay algo más que lo vemos, oimos, tocamos
ResponderEliminar:-)
Es muy fácil que nuestro cerebro exagere sucesos naturales cuando nos encontramos lejos de la civilización y en especial cuando estamos rodeados de oscuridad, el no poder ver claramente crea un estado de indefensión muy estresante.
ResponderEliminarPor otro lado, el hecho de ser tres personas en lugar de una, añade el efecto de contagio por retroalimentación del pánico.
Ya no es sólo el temor personal al extraño suceso, sino el mensaje que transmiten los demás que añade más leña al fuego.
No creo mucho en estas cosas, aunque la vida es más fascinante albergando la esperanza de que existan seres y fuerzas que se nos escapen.
Me gusta fantasear con que existen, lo cual es compatible con tener los pies en el suelo.
Vir: Por supuesto, les demos la explicación que les demos, existen.
ResponderEliminarHerel: Mientras no asegures que se trata de nomos o espíritus, creo que nadie te puede acusar de no tener los pies en el suelo.
ResponderEliminarNo ha sido el único caso que he podido estudiar, pero si de los primeros.
Cuando ves y oyes tantas cosas, tienes que creer en algo a la fuerza.
De cualquier modo siempre se agradecen las voces críticas que te obliguen a replantearte tus creencias.
Piedra...yo si que he vivido un hecho sobrenatural en tres capítulos.
ResponderEliminarEra escéptico hasta que me pasó a mí.
Aunque una cosa gané con ello...que perdí el miedo.
Excelente post!
Salu2
Toni: Gracias, siempre se ve de distinto modo cuando lo experimenta uno mismo.
ResponderEliminarY si te animas, como imaginarás, sería un placer conocer tu historia.
Me has hecho recordar muchas vivencias con este relato. Siempre estarán ocupando un espacio importante de nuestras vidas.
ResponderEliminarthisismybrainnow: por supuesto, el que pasa por una de estas experiencias, no queda indiferente.
ResponderEliminarNo es por contradecir, pero conozco alguno que juraría que si le es indiferente, aun mas, en alguna ocasión de intentar recordárselo no era capaz de encontrarlo en su mente, los hay cerraos cerraos eh!
ResponderEliminarSi yo contara las mias, me encierran!!
thisismybrainnow:; Por eso no lo cuenta la mayoría, pero tranquilo, no tienen sitio para todos dentro. :)
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