El mito de los inventores de mitos.

Como OVNI, podríamos considerar cualquier cosa que vuele y de la cual no sepamos de que se trata. Pero para hablar con propiedad, primero tendríamos que estudiarla concluyendo que no se ajusta a nada conocido o difiere de lo que podríamos haber considerado que en principio se pudiera tratar.

Algo que se desplaza por el cielo, puede ser de origen natural, (un cometa, un pájaro), ó de origen humano (un avión, un satélite artificial, un globo de feria, una bengala, un plástico elevado por el aire). Además debemos sumar a esto prototipos de aeronaves no comerciales o militares, con formas poco familiares que nos pueden confundir por su silueta peculiar.

Evidentemente dependiendo del observador, la interpretación que se dé a lo divisado, será muy distinta, dependiendo de su cultura, su edad, su experiencia, la época en que viva, etc.
En la prehistoria, probablemente cualquier manifestación extraña que se pudiera observar sería sin duda atribuida a algún dios o alguna manifestación del mismo, mas tarde quizás se pudiera distinguir ya entre los fenómenos naturales conocidos y los que aún no lo eran, quedando únicamente estos reservados a la potestad divina.

A mediados del siglo 20 se comenzó a abusar masívamente de una relativamente nueva visión de los fenómenos desconocidos y las malas interpretaciones de personas sin suficientes conocimientos o datos de interpretación.
La nueva explicación era: el origen extraterrestre, y fue ámpliamente fomentada por la recién creada fuerza aérea Norte-Americana.
Con esta explicación encubrían multitud de prototipos y ensayos militares a la vez que generaban un clima de miedo en la población, muy útil para su mejor manipulación. ¿Pero fueron ellos los primeros en tener esta idea?

A día de hoy existen multitud de fenómenos para los que no tenemos explicación, (una vez examinados con detenimiento), fenómenos que no se ajustan a nada conocido o que contravienen, aparentemente, alguna ley natural. Objetos que alcanzan velocidades extraordinarias, que se desvanecen en el aire, que llevando una alta velocidad frenan en seco y cambian de dirección sin aparentemente la menor dificultad, y otros muchos casos.

Si puedes ver el ovni eres gay

Estos objetos son catalogados, como ya dijimos de forma subjetiva, dependiendo de la persona que lo haga. Frecuentemente se les asigna una procedencia extraterrestre, puesto que consideramos que, al no ser de origen humano, no pueden provenir de este planeta.

Lo cierto es que arraigada ya esta idea en el subconsciente colectivo es explotada, como dijimos, por servicios de inteligencia para ocultar prototipos y ensayos, a la vez que fomentar un miedo subconsciente del que también sacan beneficio.
Lo que está claro, es que no son los únicos ni los primeros que tuvieron esa macabra idea. Desde el principio de nuestra historia venimos siendo acompañados por manifestaciones extraordinarias, que unas veces se identifican como dioses, otras como duendes, hadas, personas fallecidas y por supuesto extraterrestres.

-¿Se trata en todos los casos de la misma causa, están detrás siempre los mismos autores?
-Pues parece ser que si, que desde que el hombre tiene uso de razón, (o antes), algo o alguien nos saca de algún modo provecho, necesita de nosotros, de nuestra devoción, de nuestra fe.Y nos proporciona curaciones milagrosas, prodigios, apariciones, mensajes extraordinarios y todo tipo de pruebas para que los sigamos y los creamos, pero sobre todo para que les obedezcamos ciegamente.
Prácticamente son el origen de todas las religiones, o quizás se han apoderado de los símbolos y los mitos creados por nosotros para suplantarlos y ganarse así nuestra sumisión.

Somos el ganado de los dioses, nos utilizan, nos manipulan, tanto a los que creen como a los que no y llevan haciéndolo desde siempre. No necesitamos a los "dioses" pero ellos si necesitan de nosotros y no están dispuestos a renunciar a "su ganado"

Los servicios de inteligencia solo copiaron, quizás sin siquiera saberlo, el modelo que "algo" lleva explotando desde hace muchos siglos.