Los vecinos que no "vivian" alli.

N se dirigía a ver a su madre como cada día, en las escaleras le abordó un vecino:

-Vaya escándalo, ¿es que han alquilado el piso, antes con tu madre no había problemas pero anoche no dejaban de mover muebles?.

N quedó perplejo y asustado, ¿habrán entrado a robar?

N-No, mi madre vive sola, no quiere vivir en casa ni estar con nadie, pero tiene más de noventa años, como no sea que se haya caído...

Se despidió y entró en la casa donde C su madre parecía no esperarlo.

N-¿Te ha pasado algo?, dice el vecino que escucho ruidos

C- Ah, no, tu tía, que se empeña en poner el armario enfrente.
N, no entendía muy bien a que se refería: su tía, estaba muerta hacía años y el armario... ¿que armario?

Cuando entro en el dormitorio, quedó petrificado: el pesado armario había sido desplazado hasta la pared contigua.

N-¿Pero quien, como?.¿ Que ha pasado, como has movido esto, si pesará más de doscientos kilos?

C-Yo como voy a mover nada, si ya te he dicho que fue tu tía. Esta semana ha venido mucho por aquí y a veces me esconde cosas o me cambia muebles de sitio, pero siempre que te lo digo me dices que estoy muy vieja y que lo pierdo todo, ya ves.

N, no hizo demasiado caso a las explicaciones, su mente racional y científica ni siquiera se planteaba la posibilidad de tomarse algo de todo aquello en serio, pero, ¿habría alguien entrado a robar? Aunque no faltaba nada, por que mover aquel armario?
Hizo falta vaciarlo de ropa y buscar 4 personas para volverlo a colocar en su sitio.

A los pocos días, C murió, la casa quedo vacía y cerrada... o no tan vacía.
La policía se presentó junto con N para abrirla y pillar infraganti a los ruidosos y despreocupados ladrones que debían estar campando a sus anchas en plena noche y que pusieron en jaque a todo el edificio.
N, entregó la llave a un policía que se apresuró a usarla y entrar junto dos compañeros más, mientras otros dos esperaban en el rellano para que el posible caco no escapase.
Realmente quien unicamente salió, fueron los tres policías que se apresuraron a cerrar sin dar explicaciones de que pasaba ni porque estaban tan pálidos y temblaban, solo dijo uno de ellos:
-No hay nadie.

Aunque el ruido no había cesado, así que N recuperó la llave y entró... y salio.

No, realmente no había nadie, pero algún que otro libro volaba por la habitación y las luces no dejaban de parpadear, ¡a pesar de no haber corriente!.
A los pocos minutos todo volvió a la calma, hasta el día siguiente.
Después N contrató una empresa de mudanzas que sacó todo lo del piso y lo puso en venta.
los ruidos nocturnos cesaron de inmediato, en cuanto se sacaron los muebles y nadie volvió a hablar de lo que pudo pasar allí. De cualquier modo N y unos cuantos policías nacionales, no podrán olvidarlo en mucho tiempo.

De hecho, fue años después de suceder cuando me lo relató mientras me mostraba la denuncia presentada a la policía.