El gobierno yanki ha desclasificado documentos secretos sobre la guerra de Vietnam y sin el menor rubor ha reconocido abiertamente que durante el mandato de tres presidentes, se estuvo mintiendo sobre esta guerra .
A principios de los 70, una filtración de estos documentos ya fue sacada a la luz y publicada primero por el New York Times y más tarde por otros periódicos, aunque de cualquier modo era evidente la manipulación a la que se estaba sometiendo a la opinión pública para que apoyasen la guerra.
No se ha revelado nada que a grandes rasgos no se supiese, aun así quizás lo que más molestó a los ciudadanos estadounidenses no fue intervenir en una guerra bestial y causar más de tres millones de muertos de la que aún hoy quedan secuelas en el paisaje y en la población, sino el hecho de no poder considerarse vencedores.
Tampoco parece que el reconocimiento de este engaño o el de las armas de destrucción masiva o tantos otros, afecten en nada la credibilidad de los asesinos del mundo, ni la conciencia de sus ciudadanos que son cuando menos cómplices con su silencio y su tolerancia.
No vayamos tan lejos, quedándonos en casa, España, gasta unos 15 millones de euros al mes en la guerra de Libia, sin mencionar las barbaridades que pueden estar haciendo allí "las fuerzas de paz" (paz!, paz!: muerto).
Y aun hay quien cree que todos estos conflictos pueden tener un lado amable, honorable y necesario, con el que justificar la masacre, violaciones, torturas y asesinatos, allí cometidos.
Todo en nombre de la democracia y la seguridad mundial, por supuesto en nombre del pueblo indefenso (al que masacran), y de la justicia divina.
¿No oiremos a ningún (otro) indignado clamar contra estos asesinatos legales?
No hemos aprendido nada, o no nos importa porque creemos que no nos afecta, no somos conscientes del mundo en el que vivimos y cuando lo seamos, ya será tarde para nosotros.
Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.
Martin Niemöller (14 de enero de 1892 – 6 de marzo de 1984)
Pues haber cuando desclasifican los de Iraq, porque tienen que salir cosas de ahí muy interesantes.
ResponderEliminarTodas las reglas imperialistas están basadas en mentiras y esta no iba a ser menos.
Cristina: Y Libia, Afganistán, Túnez, Egipto, Nicaragua, Chile, Argentina, Somalia, Congo, Yemen, Líbano, Argelia, Panamá, Irak... ¡Coño! si están jodiendo el mundo entero desde hace cien años.
ResponderEliminarLa moraleja era: ¿Nos dará tiempo a reaccionar antes de que nos toque a nosotros? (Entiéndase por nosotros cualquier país del mundo que a día de hoy se crea a salvo).
El engaño es moneda corriente de nuestra sociedad. Y la falta de responsabilidad. Nunca hay responsables detrás de las grandes catástrofes y a la gente parece no importarnos. Una entrada para leer y releer. Deberías ponerla cada mes. A pesar de ser tan evidente, parece que no queramos enterarnos.
ResponderEliminarPor eso buscamos el "amparo" de la gran comunidad europea. Sus enormes alas protectoras evitarán que dejemos de pensar en fútbol y paella...
ResponderEliminarBuena entrada!
Salu2
Pitt: se condena mucho más un error pequeño que uno grande.
ResponderEliminarToni: NOOOOOO eso nunca, la paella es la paella, jejeje
Por cierto, gráficamente, el amparo de las alas europeas:
http://www.polityzen.com/2011/05/blog-post_28.html
Por supuesto que no hemos aprendido nada, pero es que acaso aprender hubiera favorecido a los de arriba?
ResponderEliminarComo siempre, hasta el día que no veamos cerca al lobo, seguiremos pastando tranquilos.
Simpre la misma historia. Cuando ya nada importa, o no puede surtir efecto, empiezan a saberse ciertas verdades. Detalles que demuestran una vez más que no se puede confiar en el sistema (y aún hay quien cree que es imposible que se comercialicen objetos altamente cancerígenos como el teléfono móvil: -¡Pero cómo va a permitir tal cosa nuestra sociedad!-).
ResponderEliminarBueno, al menos los que vengan después de nosotros quizá tengan el privilegio de saber lo que sucedió realmente respecto a Bin Laden, el 11-S o la puta madre que parió a estos políticos de mierda.
Un saludo, Piedra.