Revelador artículo escrito por un médico, el Dr. Dwight Lundell Jefe del Servicio de Cirugía Coronaria en el hospital Banner Heart Hospital. encontrado en el blog http://lourdestrevino.com/
Nosotros, los médicos, con toda la formación, conocimientos y la
autoridad que adquirimos, tendemos a inflar el ego y difícilmente
admitimos que hemos errado. Sin embargo, debo confesar que me he
equivocado.
Soy cirujano del corazón, con 25 años de experiencia, con más de
5000 cirugías realizadas de corazón abierto, hoy ha llegado el momento
de reparar el daño mediante los hechos médicos y científicos.
He estado formando durante muchos años a otros médicos, de esos a los que luego se etiqueta como “formadores de opinión”.
Asediados por la literatura científica, asistiendo de forma continua a
seminarios, los creadores de opinión han insistido en que las
enfermedades coronarias son el resultado del simple hecho de tener unos
niveles de colesterol muy elevados en sangre.
La única terapia aceptada ha sido la de prescribir medicamentos para
bajar el colesterol y una dieta muy restringida en grasas. Un menor
consumo de grasas traería consigo una disminución en la cantidad de
colesterol y se reducían las enfermedades coronarias. Cualquier
desviación de estas recomendaciones se consideraba una herejía y daba
lugar a la realización de malas prácticas médicas.
¡Pero no está funcionado! Estas recomendaciones no son ni científicamente ni moralmente defendibles.
El descubrimiento hace unos años de que es la inflamación en
la pared arterial es la causa real de la enfermedad cardíaca, es lo que
poco a poco está dando lugar a un cambio de paradigma en la forma en que
son tratadas las enfermedades cardíacas y otras dolencias crónicas.
A pesar de que el 25% de la población toma costosos medicamentos a
base de estatinas, y a pesar del hecho de que hemos reducido la cantidad
de grasa presente en nuestra dieta, cada vez mueren más personas por
enfermedades cardíacas.
Las estadísticas de la American Hearth Association indican que 75
millones de estadounidenses sufren enfermedades cardíacas, 20 millones
padecen diabetes y 57 millones pre-diabetes. Estos trastornos afectan
cada vez a personas más jóvenes, en mayor número cada año.
En pocas palabras, es la inflamación corporal la responsable
de que se acumule el colesterol en las paredes de los vasos sanguíneos y
se causen de este modo enfermedades cardíacas y apoplejías. Sin
inflamación, el colesterol se mueve libremente por todo el cuerpo; es la
inflamación lo que hace que el colesterol quede atrapado.
La inflamación no es un proceso complejo, se trata simplemente de una
reacción natural del cuerpo ante invasores extraños, tales como
bacterias, toxinas o virus. El ciclo inflamatorio es una forma de
protección del cuerpo ante invasores como bacterias y virus. Sin
embargo, si se expone de forma crónica a nuestro organismo a toxinas o
alimentos que el cuerpo humano no está preparado para procesar (Estrés
Químico), se produce entonces una inflamación crónica, es decir que
tiene mucho tiempo de evolución y se instala de forma permanente.
¿Qué persona sensata se expondría de forma intencionada en repetidas
ocasiones a alimentos u otras sustancias que sabe le causan daño
corporal? Bueno, quizás los fumadores, pero al menos se trata de una
decisión voluntaria.
El resto nos limitamos a seguir la dieta recomendada, baja en grasas y
altas en carbohidratos, sin saber que estamos causando repetidas
agresiones a nuestros vasos sanguíneos amén de ser un error ya que hay
infinidad de grasas “buenas” que dejamos fuera y los carbohidratos son
el verdadero enemigo. Esta agresión repetida produce una inflamación
crónica que conduce a la enfermedad cardíaca, a los accidentes cerebro
vasculares, a la diabetes y la obesidad.
Permítanme que se lo repita: la lesión e inflamación de
nuestros vasos sanguíneos está causada por una dieta baja en grasas,
algo recomendado durante años por la medicina convencional.
¿Cuáles son los mayores culpables de la inflamación crónica?
En pocas palabras, la sobrecarga de hidratos de carbono simples y
alimentos muy procesados (azúcar, harina y todos los productos
derivados) y un exceso de consumo de aceites vegetales con omega-6,
tales como aceites de soja, maíz y girasol, que se encuentran presentes
en muchos alimentos procesados.
Visualice lo siguiente: un cepillo duro que constantemente frota la
piel hasta enrojecerla y hacerla sangrar, así diariamente durante
años, cada vez sería peor la inflamación y el sangrado a medida que
repite la agresión.
Esta es una buena forma de visualizar el proceso inflamatorio, y es
lo que está pasando en su cuerpo. Independiente de dónde se produzca el
proceso inflamatorio, sea interna o externamente, es lo mismo.
He observado el interior de miles y miles de arterias. Una arteria
enferma se ve como si alguien hubiese frotado y cepillado
incansablemente las paredes. Varias veces al día, todos los días, los
alimentos que comemos producen pequeñas lesiones, sobre las que se
producen otras, de modo que es la causa de que nuestro cuerpo responda
de forma continua con inflamación.
A pesar de que resulta tentador saborear los dulces, nuestros cuerpos
responden de forma alarmante, como si un invasor extraño nos declarase
la guerra. Los alimentos están cargados de azúcar, carbohidratos
simples, o procesados con omega-6, uno de los pilares de la dieta
norteamericana durante varias décadas. Estos alimentos nos envenenan
lentamente a todos. Los productos que hacen alarde de 0% grasa y 0
colesterol como los yogures o crema light, efectivamente, no tienen
grasa, pero ¿saben con qué los espesan? ¡con maicena! Un almidón, que
sí engorda y deteriora los tejidos produciendo inflamación.
¿Cómo un simple dulce produce una cascada de inflamaciones que hace que el cuerpo enferme?
Cuando consumimos hidratos de carbono simples, tales como el azúcar,
los niveles de azúcar en la sangre se elevan rápidamente. Como
respuesta, el páncreas segrega insulina, cuya misión principal es que el
azúcar llegue a todas las células donde se almacena la energía. Pero si
la célula está llena, si no necesita más glucosa, se rechaza el exceso
para evitar una disfunción de los procesos que se llevan a cabo en su
interior.
Cuando las células rechazan el exceso de glucosa, se elevan los
niveles de azúcar en sangre, aumentando la producción de insulina, y se
almacena en forma de grasa..
¿Qué tiene que ver todo esto con la inflamación? La cantidad de
azúcar en sangre se controla entre unos valores máximos y mínimos muy
estrechos. Las moléculas de azúcar se unen a una amplia variedad de
proteínas, que lesionan las paredes de los vasos sanguíneos. Esta lesión
repetida de las paredes de los vasos sanguíneos desencadena la
inflamación. Cuando sube el nivel de azúcar en sangre varias veces al
día, todos los días, es como frotar con papel de lija el delicado
interior de los vasos sanguíneos.
Si bien no puede observarlo, puede estar seguro de que ocurre así. Lo
he visto en más de 5000 pacientes sometidos a cirugía durante los 25
años que llevo ejerciendo. Todos ellos tenían un denominador común: la
inflamación de las arterias.
Volvamos al asunto de los dulces. Bajo su inocente aspecto, no sólo
contienen azúcar, sino que también están elaborados con ácidos grasos
omega-6, tales como los provenientes de la soja.
Las patatas fritas se fríen con aceite de soja, muchos alimentos
procesados se fabrican con ácidos grasos omega-6, para que así tengan
más larga duración. Mientras que las grasas omega-6 son esenciales al
formar parte de la membrana celular, y así controlar lo que entra y sale
de la célula, deben estar en un equilibrio adecuado con los omega-3.
Si este equilibrio se rompe por el consumo excesivo de ácidos grasos
omega-6, la membrana de la célula produce unas sustancias químicas
denominadas citoquinas, que causan directamente inflamación.
Hoy en día, la dieta suele producir un desequilibrio muy grande entre
estos dos tipos de ácidos grasos. La relación de desequilibrio puede
estar en torno de 15:1, o incluso de 30:1 en favor de los ácidos grasos
omega-6.
Esto produce una enorme cantidad de citoquinas que causan la
inflamación. Lo ideal sería una proporción de 3:1 para que fuese
saludable.
Para empeorar aún más las cosas, el sobrepeso produce una sobrecarga
de células grasas que vierten grandes cantidades de productos químicos
pro-inflamatorios, lo que se suma a las lesiones causadas por los altos
niveles de azúcar en sangre.
No hay otra solución para disminuir la inflamación que consumir los alimentos lo más cercano posible a su estado natural.
Para reconstruir un músculo, se deben consumir más proteínas. Para energía elija carbohidratos complejos, tales como los presentes en
frutas, verduras y granos integrales.
Reduzca o elimine el consumo de los ácidos grasos omega-6, tales como
el aceite de maíz y soja, y los alimentos procesados que se han
elaborado con estos aceites, aumente el consumo de ácidos grasos omega
3.
La medicina convencional cometió un tremendo error cuando aconsejó a
la gente que evitara las grasas saturadas en favor de los alimentos
ricos en ácidos grasos omega-6. Ahora tenemos una epidemia de
inflamación de las arterias, que conduce a enfermedad cardíaca y otras
muertes silenciosas.
Lo que usted puede hacer es consumir alimentos integrales, de los que
su abuela consumía, y no seguir la moda de consumir tantos alimentos
procesados. Eliminando los alimentos que producen inflamación y
añadiendo los nutrientes esenciales presentes en los alimentos frescos
no elaborados, se revertirían los daños en las arterias y en todo su
cuerpo.
Así es que si desea controlar la inflamación y por lo tanto los
problemas cardiovasculares ponga atención a lo que come, los malos
hábitos producen acidez y ésta es el principal detonante de la
inflamación crónica en los tejidos corporales
En otras palabras, sólo comiendo bien, su cuerpo sería capaz de
revertir problemas de corazón y más importante aún, evitar ataques al
corazón. ¿Tiene sentido? Un ataque al corazón es una cosa común hoy en
día en personas mayores de 40 años; Estas son personas que viven
consumiendo comida rápida y llevan una vida sedentaria.
¿Cree que vale la pena?
Somos lo que comemos, y aunque las industrias farmaceuticas y alimentarias intenten que no nos demos cuenta, metemos en nuestro cuerpo demasiados venenos ¿Cómo es posible así la salud? Ademas, la salud no es un concepto que tenga que ver solo con nuestro organismo, sino con nuestra forma de vida, y solo cambiando la segunda podremos mantener el primero de forma natural y, por lo tanto, saludable.
ResponderEliminarSaludos
Debemos aprender a valorar nuestra salud, empezando por nuestra alimentación, cosas que intentan convencernos para que deleguemos en manos de la industria alimenticia y médica, que por supuesto, no dejan de ser dos negocios preocupados en primer lugar por SUS intereses.
EliminarSin entrar al fondo del asunto, que puede que sea cierto o puede que no, sólo decir que al señor Lundell le quitaron la licencia médica en 2008, después de 8 años de continuas sanciones por práctica deficiente. Así que difícilmente puede ser jefe de ningún servicio de cirugía. Ahora se dedica a vender sus libros sobre este tema.
EliminarRepito, no digo nada sobre el asunto, pero te doy unos datos sobre el personaje para que hagas lo que quieras con ellos.
Lo fue y el que venda libros no creo que lo desacredite, a priori, como profesional ni como persona.
EliminarEn fin que la falacia ad-hominen no tiene mucho sentido cuando este señor no es el creador de esta idea, solo uno de sus muchos seguidores. Si publico esto es porque también sigo estas ideas y me han resuelto problemas de salud, así que además de considerarlas acertadas en un primer momento, las he experimentado en mis carnes y continuo defendiéndolas.
De cualquier modo se agradece el aporte.