Estado policial.

El mundo entero está bajo estado de sitio desde la serie de atentados de falsa bandera que comenzasen el 11-S. El terror se ha apoderado del mundo puesto que sus mandatarios son auténticos psicópatas, que tratan a los ciudadanos como sospechosos y que cuentan con esbirros dispuestos a lo que haga falta para imponer SU "orden" y SU ley.

El estado español que utilizó la guerra contra ETA para masacrar durante años al pueblo vasco, ahora está buscando un nuevo chivo expiatorio, que será o un grupo de extrema izquierda donde fabricar una buena cantera de mártires para la futura república que se nos impondrá por "nuestra" propia voluntad, o uno anarquista que justifique la persecución de este movimiento antes de que se haga demasiado popular entre la hastiada población.

Tanto uno como otro, por supuesto, serán de fabricación estatal y sus acciones, como las llevadas a cabo en convivencia con la OTAN, tendrán como objetivo al propio pueblo, a las clases más humildes de este.

Los recientes atentados producidos por un grupo autodenominado "anarkista" son un mal chiste y una chapuza, como las que de costumbre, maquinan los servicios de inteligencia de nuestra gloriosa patria. Sin embargo la opinión pública que en su mayoría solo conoce el mundo que le rodea a través del sistema de  propaganda del régimen, no dudará en creer los disparates que se cuenten, ni en aceptar las medidas de castigo y represión que se impongan...  a todos.
Ya fueron detenidos cinco "presuntos terroristas" anarquistas por su implicación en... unos comentarios colgados en feisbuc, seguramente de ahora en adelante será aun peor.

De cualquier modo podemos comprobar con facilidad hacia donde se inclina el sistema penal con los recientes casos juzgados de corrupción, robo de dinero público, malversación, cohecho, sobornos, estafas, etc. donde grandes empresarios, banqueros, miembros de la casa real, políticos y altos funcionarios han salido impunes o con sentencias ridículas, mientras podemos comprobar como a ciudadanos que protestan contra el sistema, les caen castigos desproporcionados.
Tenemos pues el caso Malaya, donde nadie devuelve ni un duro, y supuestamente solo uno en la práctica entrará en la cárcel, y como contraste el caso de tres activistas, que se oponen a las barbaridades necesarias para instalar en inútil y caro TAV en Navarra, que en Toulouse lanzaron tartas a la presidenta del gobierno de Navarra y se enfrentan a hasta ¡nueve años de cárcel! 
Es decir, se puede robar impunemente el dinero del pueblo para construir una obra inútil de la que robar la mayor parte de su costo, pero no se puede protestar por ello, sin terminar tiroteado, apaleado o encerrado durante muchos años.