Una reflexión de porqué es más digno robar que dejarse explotar.
¿Por qué he robado? Texto de inculpación de Marius Jacob en 1905
La banda que Alexandre Jacob formara con su compañera Rose Roux, su madre Marie Berthou, o algunos otros camaradas se proponía practicar el robo de manera científica –se dividen Francia en tres partes según la red ferroviaria- no como medio de ataque contra el mundo de los poderosos o como perturbación social.
La audiencia de Amiens les condenó a muchos años de cárcel y, a algunos, como a Jacob, a trabajos forzados de por vida. Presentado recurso de casación, Marius Jacob es condenado en Orleans, el 24 de julio de 1905, a veinte años de trabajos forzados, y será deportado al penal de la Guayana francesa, donde permanecerá desde 1906 hasta finales de 1925, tiempo en el que intentará una veintena de evasiones, y pasará años en celdas de castigo.
"Por qué he robado" es el texto de inculpación que Jacob leyó ante los jueces de la audiencia de Amiens.
Señores: Ahora sabéis quien soy: un rebelde que vive del producto de sus robos Aún más: he incendiado hoteles y he defendido mi libertad contra la agresión de los agentes del poder. He puesto al descubierto toda mi existencia de lucha; la someto, como un problema, a vuestras inteligencias. No reconociendo a nadie el derecho de juzgarme, no imploro ni perdón ni indulgencia. Nada solicito a quienes odio y desprecio. ¡Sois los más fuertes! Disponed de mí de la manera que lo entendáis, mandarme al presidio o al patíbulo, ¡poco me importa! Pero antes de separarnos, dejarme deciros unas últimas palabras.
Ya que me reprocháis sobre todo ser un ladrón, es útil definir lo que es el robo.
Para mí, el robo es la necesidad que siente cualquier hombre de coger aquello que necesita. Esta necesidad se manifiesta en cualquier cosa: desde los astros que nacen y mueren igual que los seres, hasta el insecto que se mueve por el espacio, tan pequeño, tan ínfimo que nuestros ojos pueden apenas distinguirlos. La vida no es sino robos y masacres. Las plantas, los animales se devoran entre ellos para subsistir. Uno no nace sino para servir de pasto al otro; a pesar del grado de civilización, de perfeccionabilidad, el hombre no se sustrae a esta ley si no es bajo pena de muerte. Mata las plantas y los animales para alimentarse de ellos. Rey de los animales, es insaciable. Aparte de los objetos alimenticios que le aseguran la vida, el hombre se alimenta de aire, de agua y de luz. Ahora bien ¿se ha visto alguna vez a dos hombres disputarse, degollarse por estos alimentos? No que yo sepa. Sin embargo son los alimentos más preciosos sin los cuales un hombre no puede vivir. Podemos estar varios días sin absorber substancias por las que nos hacemos esclavos. ¿Podemos hacer igual con el aire? Ni siquiera un cuarto de hora. El agua forma las tres cuartas partes de nuestro organismo y nos es indispensable para mantener la elasticidad de nuestros tejidos. Sin el calor, sin el sol, la vida sería imposible. Luego, cualquiera coge, roba estos alimentos. ¿Se hace de ello un crimen, un delito? ¡Cierto que no! ¿Por qué se reserva el resto? Porque comporta un gasto de energía, una suma de trabajo. Pero el trabajo es lo propio de una sociedad, es decir la asociación de todos los individuos para alcanzar, con poco esfuerzo, el máximo de felicidad. ¿Es ésta la imagen de lo que hay? ¿Se basan vuestras instituciones en una organización de este tipo? La verdad demuestra lo contrario. Cuanto más trabaja un hombre, menos gana; cuanto menos produce, más beneficio obtiene. El mérito no se tiene pues en consideración. Sólo los audaces se hacen con el poder y corren a legalizar sus rapiñas. De arriba debajo de la escala social no hay más que bellaquería de una parte e idiotez de la otra. ¿Cómo queríais que, lleno de estas verdades, respetara tal estado de cosas?
Un comerciante de alcohol o un dueño de burdel se enriquecen, mientras que un hombre de genio va a morir de miseria en un camastro de hospital. El panadero que amasa el pan lo tiene en falta; el zapatero que confecciona miles de zapatos enseña sus dedos del pie; el tejedor que fabrica montones de ropa no tiene con que cubrirse; el albañil que construye castillos y palacios carece de aire en su infecto cuartucho. Aquellos que producen todas las cosas, nada tienen, y los que nada producen lo tienen todo. Tal estado de cosas no puede sino producir el antagonismo entre las clases trabajadoras y la clase poseedora, es decir holgazana. Surge la lucha y el odio golpea. Llamáis a un hombre "ladrón y bandido", le aplicáis el rigor de la ley sin preguntaros si él puede ser otra cosa. ¿Se ha visto alguna vez a un rentista hacerse ratero? Confieso no conocer a ninguno. Pero yo que no soy ni rentista ni propietario, que no soy mas que un hombre que sólo tiene sus brazos y su cerebro para asegurar su conservación, he tenido que comportarme de otro modo. La sociedad no me concedía más que tres clases de existencia: el trabajo, la mendicidad o el robo. El trabajo, lejos de repugnarme, me agrada, el hombre no puede estar sin trabajar, sus músculos, su cerebro poseen una cantidad de energía para gastar. Lo que me ha repugnado es tener que sudar sangre y agua por la limosna de un salario, crear riquezas de las cuales seré frustrado. En una palabra, me ha repugnado darme a la prostitución del trabajo. La mendicidad es el envilecimiento, la negación de cualquier dignidad. Cualquier hombre tiene derecho al banquete de la vida. El derecho de vivir no se mendiga, se toma. El robo es la restitución, la recuperación de la posesión. En vez de encerrarme en una fábrica, como en un presidio; en vez de mendigar aquello a lo que tenía derecho, preferí sublevarme y combatir cara a cara a mis enemigos haciendo la guerra a los ricos, atacando sus bienes... Ciertamente, veo que hubierais preferido que me sometiera a vuestras leyes; que, obrero dócil, hubiese creado riquezas a cambio de un salario irrisorio y, una vez el cuerpo ya usado y el cerebro embrutecido, hubiese ido a reventar en un rincón de la calle. Entonces no me llamaríais "bandido cínico", sino "obrero honesto". Con halago me hubierais incluso impuesto la medalla del trabajo. Los curas prometen el paraíso a sus embaucados; vosotros sois menos abstractos, les ofrecéis papel mojado. Os agradezco tanta bondad, tanta gratitud, señores. Prefiero ser un cínico consciente de mis derechos que un autómata, que una cariátide. Desde que tuve conciencia me dediqué al robo sin ningún escrúpulo. No entro en vuestra pretendida moral que predica el respeto a la propiedad como una virtud mientras que en realidad no hay peores ladrones que los propietarios. Podéis estar satisfechos de que este prejuicio haya calado en el pueblo ya que es vuestro mejor gendarme. Conociendo la impotencia de la ley y de la fuerza, habéis hecho de él el más sólido de vuestros protectores. Pero parad atención; todo tiene un tiempo. Todo lo que se construye por la astucia y la fuerza, la astucia y la fuerza pueden destruirlo. El pueblo evoluciona cada día. Mirad que todos los muertos de hambre, todos los miserables, en una palabra, todas vuestras víctimas, instruidos por estas verdades, conscientes de sus derechos, armados con palancas, no vayan a asaltar vuestros domicilios para retomar las riquezas que ellos han creado y que vosotros les habéis robado. ¿Creéis que serían más desgraciados? Creo que todo lo contrario. Si se lo piensan bien preferirán correr cualquier riesgo antes que engordaros gimiendo en la miseria. ¡La cárcel, el presidio, el patíbulo! Diréis. Pero qué son estas perspectivas comparadas con una vida embrutecida, llena de sufrimientos. El minero que gana su pan en las entrañas de la tierra, sin ver jamás lucir el sol, puede morir de un momento a otro víctima de una explosión de grisú; el pizarrero que deambula por los tejados puede caer y hacerse mil pedazos; el marinero conoce el día de su partida pero ignora si volverá a puerto. Un buen número de obreros cogen enfermedades fatales durante el ejercicio de su oficio, sea agotan, se matan para crear para vosotros; y hasta los gendarmes, los policías, que por un hueso que les dais a roer, encuentran la muerte en la lucha que emprenden contra vuestros enemigos. Obstinados en vuestro estrecho egoísmo permanecéis escépticos ante esta visión, ¿no es así? El pueblo tiene miedo, parecéis decir. Lo gobernamos como el miedo de la represión; si grita lo metemos en prisión; si se mueve, lo deportamos al presidio; si sigue, lo guillotinamos. Mal cálculo, señores, creerme. Las penas que infligiréis no son un buen remedio contra los actos de sublevación. La represión lejos de ser un remedio, un paliativo, no es sino una agravación del mal. Las medidas correctivas no pueden más que sembrar el odio y la venganza. Es un ciclo fatal. Desde que hacéis rodar cabezas, desde que llenáis cárceles y presidios, ¿habéis impedido que se manifestara el odio? ¡Responded! Los hechos demuestran vuestra impotencia. Por mi parte sabía que mi conducta no podía tener otra salida que el presidio o el patíbulo. Y podéis ver que esto no me ha impedido actuar. Si opté por el robo no fue por una cuestión de ganancias sino por una cuestión de principios, de derecho. Preferí conservar mi libertad. Mi independencia, mi dignidad de hombre, que hacerme artesano de la fortuna de un amo. En términos más crudos y sin eufemismo alguno he preferido robar antes que ser robado. También yo repruebo el hecho por el cual un hombre se apropia violentamente y con astucia del fruto del trabajo ajeno. Pero es precisamente por esto que he hecho la guerra a los ricos, ladrones de los bienes de los pobres... También yo quisiera vivir en una sociedad en la que el robo fuera desterrado. No apruebo y no he usado el robo sino como medio de rebelión para combatir el más inicuo de todos los robos: la propiedad individual. Para destruir en efecto hace falta destruir su causa. Si hay robo es porque hay abundancia de una parte y escasez de otra; es porque todo no pertenece más que a unos pocos. La lucha no acabará hasta que todos los hombres pongan en común sus alegrías y sus penas, sus trabajos y sus riquezas; hasta que todas las cosas pertenezcan a todos.
Anarquista revolucionario he hecho la revolución. Venga la Anarquía.
Alexandre Marius Jacob
visto en :http://intentandolautopia.blogspot.com.es/2012/08/por-que-he-robado-texto-de-inculpacion.html
Asi es, Si "Si hay robo es porque hay abundancia de una parte y escasez de otra; es porque todo no pertenece más que a unos pocos". Mientras la sociedad sea injusta en su estructura, la justicia solo defenderá a los privilegiados, es decir, a los que viven a costa de robar (sí, robar, un robo aún peor que el de robar un banco o un comercio) a los trabajadores.
ResponderEliminarSaludos
No se puede combatir una sociedad injusta mediante las leyes, están pensadas para perpetuar el robo, está claro, y a pesar de eso pocos lo entienden.
EliminarSaludos.
Dijo un gran pensador "si te hace falta algo, cógelo". La propiedad privada es el inicio y la base de la opresión, es el fundamento del capital, del dinero contante y sonante, del poder que impera en este planeta tierra. Mientras los bienes materiales, las materias primas que se trasforman, como los centros y medios de producción pertenezcan a alguien, o aunque su dueño sea el estado, no hay solución alguna para que llegue reparto justo de la riqueza.
ResponderEliminarSalud y revolución social.
Oskar
Personalmente no soy partidario del "reparto de riquezas" porque premiaríamos a mucho parásito: a cada cual lo que produzca. (caso aparte son aquellos que no pueden producirlo, no los que no quieren)
EliminarSalud!
Piensa, que la clase productora no es la clase propietaria, dices que premiariamos, cuando cada uno tiene lo que le corresponde se refiere a lo acumulado, al escedente, no se refiere a la producción que se consume.
EliminarSalud y revolución social.
Oskar
Se puede decir más alto,pero no más claro.Lástima que le condenaran a trabajos forzados;¿haría bien esos trabajos;se rebelaría...?.Me da rabia pensarlo;pensar que ahí quizá pudiesen doblegarle.Pero si se tuvieran que emplear los mismos o casi los mismos métodos con todo el mundo,digo yo que la esclavitud no existiría.Demasiado desgaste de tiempo,energía,dinero en cárceles,etc,para obligar a la gente a crear sibaritismo para los amos,¿no?.
ResponderEliminarSi te lo lees entero... intentó escaparse muchas veces y pasó la mayor parte del tiempo en castigo, supongo que por los intentos de fuga y su resistencia a obedecer.
EliminarPero se me olvida decir,que la amenaza es grande.Aun así,el poder mental,también es pequeño,o esa sensación me da...
ResponderEliminarUn hombre sin cadenas en el cerebro ni en los pies. Un lobo de los que teme el poder, de los que se salen del rebaño. La barbarie capitalista que nos esclaviza quiere rebaños, perros que se arrastren por este sistema que sostienen. El miedo por pequeño que sea ya nos tiene sometidos en las entrañas de esta ratonera.
ResponderEliminarNo conocía su historia. Enorme el escrito pasan los siglos y sigue vigente porque seguimos en las mismas...
Salud!
Y lo que nos queda, pero que se sepa que han existido y que van a seguir existiendo personas así, que por las malas combaten al sistema.
EliminarSalud!
El miedo es muy malo,y las amenazas,cuya naturaleza desconocemos,deben ser muy venenosas también.Y es que ambos (amenazas y miedo) son inseparables.En las "altas esferas" ( o el "mundo de la mafia",mejor dicho) hay no solo ladrones,sino criminales.Este vídeo se ha publicado el 15 de febrero de este año,2014.El diputado que habla,Laurent Louis,se defiende del intento de destrucción mediática que ha sufrido,al querer investigar y hablar sobre la extraña muerte de dos niñas desaparecidas que OFICIALMENTE murieron de hambre en su escondite,pero la SILENCIADA autopsia dice lo contrario y exige,que se acabe con la ley de inmunidad parlamentaria,a la cual él mismo renuncia porque es una cosa del pasado y que así mismo deberían hacer los demás y que hay que poner fin al ESTADO MASÓNICO que hace rituales SATÁNICOS con niños..El caso más claro y que enseguida se recuerda aquí en España,es el de Alcasser.Pero por esas fechas,hubo otra desaparición sin esclarecer,ya que no se las encontró ni vivas ni muertas.La de dos adolescentes en Reinosa,vecinas de Aguilar de Campóo.Todo esto me parece muy importante y la gente debe concienciarse más;debe concienciarse de que NO ES NORMAL que no se investiguen esos crímenes,que nos cuenten patrañas.NO ES NORMAL.Llama la atención,como casi todos los diputados SE VAN cuando él empieza a decir lo que sabe y no acepta.
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=A62CjNttgOw&feature=share
El asesinato ritual es mucho más común de lo que nos permiten conocer y el satanismo, en todas sus formas, también. Todo esto parece pertenecer a otro tiempo o a otra realidad, pero solo es así porque es la "realidad" que nos hacen creer.
EliminarMuy de acuerdo con este señor. El primer ladrón es el propietario de recursos comparativamente con el que no tiene propiedades. Unos producen realmente y otros recogen rentas.
ResponderEliminarEs ley natural que unos depreden a otros, el más fuerte al más débil, el que tiene poder y dinero al que no tiene medios, el más hábil socialmente consigue apoyos para su causa sobre el que lucha solo por asocial...
Pero cuando un conejo asocial y delincuente raja a un perro ejemplar obediente de las leyes perrunas, mola.
Es ley natural o es lo que se pretende que creamos y aceptemos.
Eliminar