Los niños de hoy necesitan psiquiátricos, no guarderías y es que resulta que ser niño es una grave enfermedad que debe ser convenientemente medicada, de hecho cada vez lo está siendo más, gracias a sus atentos progenitores, sábiamente aconsejados por los preocupados loqueros.
Hace tiempo que los profesionales se sorprenden comprobando como estos pequeños consumidores malgastan el tiempo con amigos imaginarios, inventando historias extrañas, escalando muebles y otras patologías graves que los entretienen de su formación práctica, así que se han embarcado en una cruzada contra la infancia.
Las películas de ciencia ficción suelen presentar distopías como ejemplo de sociedad ideal, donde el mundo está totalmente militarizado incluso en la infancia. Un cuartel planetario parece ser el sueño húmedo de los productores Jolibudienses y los poderes que los financian.
A veces la realidad supera la ficción o nos llega sin darnos cuenta y la locura se impone como normalidad de un mundo enfermo en el que rechazar el disparate es tomado como una patología a combatir.
Pero quizás lo peor sea que somos nosotros mismos quienes imploramos "ser curados" "ser normales" o que nuestros hijos lo sean, no vayan a ser rechazados, a no encajar y no lleguen a ser unos ganadores, como esperamos de ellos.
Como decía, los doctos loqueros han elaborado un catálogo de maldades donde son capaces de encajar a la práctica totalidad de niños de este mundo.
Parece ser que casi todos los implicados en diagnosticar, no mediante pruebas científicas, sino más bien basándose en los aportes económicos realizados al respecto por laboratorios farmacéuticos, coinciden en las bondades de medicar a los niños y son capaces de convencer a unos padres que cada vez son menos padres y más inmaduros a pesar de tener hijos cada vez más tarde.
El caso es que de nuevo la farmafia triunfa y nos acerca un poco más a "un mundo feliz" en el que no importa ni que los médicos que inventan las patrañas reconozcan sus pecados, siempre habrá una pastilla para eliminar la culpa o la memoria.
Ufffff, has tocado un tema que a mí me afecta y mucho. Con mis hijos no tengo problema, yo les dejo desarrollarse libremente, el pequeño por ejemplo con 4 años que va a hacer decidió que quería ir a ballet, y va a ballet. El mayor hace cursos de dibujar cómics, le gustan los idiomas... Y yo sí son felices, soy feliz.
ResponderEliminarPero en el tema de los trastornos mentales, tengo mucho que decir, de hecho, pensé en hacer una entrada. Mi hermano de 29 años está diagnosticado con una, no precisa de medicación, aunque sí de terapia. Es una vergüenza lo desprotegidos que están, cuando tienen una crisis y sabes que son un peligro, para ellos mismos o para los demás, no puedes hacer nada. Sabes que es nada? Nada. Hemos hablado con abogados, policías, psiquiatras forenses... Y luego nos echamos las manos a la cabeza cuando pasan cosas, por ejemplo el señor este que ha matado a un policía jubilado.
Yo con mi enana si que tengo problema, he pensado llevarla a un exorcista, pero su madre no me deja...
EliminarEl problema de los trastornos mentales es básicamente que no encajan en nuestra sociedad. Hace muchos años se los encerraba y así los aislaban, los escondían, pero eso salía caro y mucha gente se daba cuenta que tratar a una persona peor que a un animal, no era muy correcto.
Entonces llegaron las drogas, ahora podían dejar al enfermo al cuidado de su familia, completamente drogado y era un mueble molesto pero inofensivo.
El problema llegó cuando además de haber destruido la sociedad, o como evolución de eso, se ha ido destruyendo la familia y ya no hay sitio tampoco para "el loco" en un hogar que no existe.
Lo normal sería que se hiciera cargo la familia y que esto no supusiera un trauma, como el caso de los ancianos, pero de igual manera que a los viejos los abandonan en una residencia, "el loco" es mejor buscarle un sitio donde lo aguanten, porque la vida que llevamos no nos permite perder el tiempo en esas cosas.
Las culturas primitivas actuales, no abandonan a sus viejos, a sus enfermos, ni a sus locos, quizás la loca sea nuestra sociedad, pero en mejor luchar contra el partido que no se haga cargo del enfermo,no votándolo, que contra el propio sistema.
De la noticia que dices, no veo la tele ni periódicos, si salió allí seguro que es mentira. A veces esos que llamamos locos realmente lo que tienen es acceso a unos planos de existencia a los que nosotros no tenemos acceso, una información extra que no son capaces de asimilar, al menos en este mundo.
Otras hay realmente un tercero implicado, aunque los loqueros prefieren llamarlo trastorno bipolar, esquizofrenia, o cualquier otra estupidez y otras pocas hay un error en la máquina de procesar información que es el cerebro.
Un niño no desea estar clavado en una butaca en escuelas, desea trepar, jugar, pensar, imaginar entonces ese niño está enfermo y hay que ponerlo en manos de psicólogos. Un niño que no es un mueble que decora la casa, que tiene vida que desea correr, saltar entonces tiene hiperactividad y ha de ser tratado, medicado, lobotomizado y que vuelva al redil para que el día de mañana sea un buen esclavo.
ResponderEliminarSalud!
Es exactamente eso, si lo domas de pequeño te ahorras disgustos de mayor.
EliminarSalud!
Me parece muy importante eso que dices de "somos nosotros mismos quienes imploramos "ser curados" "ser normales" o que nuestros hijos lo sean". Esa es la clave.
ResponderEliminarImploramos por algo, por trabajo. Ahora que no podemos trabajar en sus empresas ni en las instituciones de sus estados vía privatización ya no podemos implorar. Huida hacia delante. Antorchas encendidas.
Salud!
Si, el fascismo democrático se impone desde abajo, lo exigimos, por eso no nos quejamos cuando nos lo aplican, ellos han cumplido nuestro deseo. (Aunque ese deseo nos lo hayan implantado ellos).
EliminarPor desgracia, ahora que no podemos trabajar, sentimos que sobramos, que hemos fracasado y que no merecemos nada, es culpa nuestra: El gran éxito del sistema de dominación.
Salud! y cordura