Burundi y Tanzania, además de ser dos paises africanos, compartíeron la oposición de sus dirigentes ante las medidas de la OMS. El presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza,
expulso a los sicarios de la OMS de su país mientras John
Magufuli, hizo lo propio, tras demostrar al mundo que los test PCR con
los que querían jusfificar la inexistente epidemia, ofrecían falsos positivos, tanto en muestras obtenidas en papayas, como en aceite de
coche o en cabras.
La osadía de estos presidentes les ha costado la vida, ambos han sufrido un desafortunado "infarto" como advertencia al resto sobre que va a suceder a cualquiera que no colabore con los psicópatas que controlan el mundo.
Por supuesto sus sucesores han tomado buena nota de lo que les espera si no colaboran y de lo rentable que puede resultar para ellos que lo hagan.
A estas alturas debería entenderse que a pesar de ser un negocio millonario, no se trata solo de dinero. También que estamos solo al principio de algo mucho peor de lo que las mentes más retorcidas puedan sospechar.
Estamos ante dos martires de la lucha contra la dictadura mundial, pero una historia escrita por estos asesinos, olvidará pronto y pervertirá la memoria sobre estos y todos los que se oponen a el N.O.M.