-Era muy normal, comentan los vecinos, y pensar que asesino a siete monjas...
-Nunca sospechamos nada, parecía muy educado,
-Jamás tuvimos una queja de él.
¿y que esperaban? por lo visto "Jolibud" nos tiene muy mal acostumbrados y
esperamos que los malos tengan cara de malo, no estén peinados a la moda, lleven barba de 3 días, cazadora de cuero, y exhiban una risa estúpida e impertinente para acompañar su malsonante vocabulario mientras mastican con la boca abierta.Si bien es cierto que todo esto puede ser un claro indicativo, cuando menos de mal gusto, poco refinamiento o falta de educación, no debemos limitarnos a esas apariencias para juzgar a estas personas ni a estas personas para pretender englobar en ellas a cualquier delincuente.
Todo vale en el cine para ocultar que nuestro vecino, nuestro compañero de trabajo, la dependienta de la tienda de enfrente, esos en los que nunca pensaríamos que lo son, esos de los que aun viéndolos cada día pero de los que no conocemos realmente nada de ellos, pueden tener una vida oscura y tenebrosa de la que quizás en algún momento sepamos los detalles en la página de sucesos de un diario o en las crónicas mas macabras de un telediario.Este fue el caso a primeros del siglo pasado en Barcelona de Enriqueta Marti, "La Vampira del Raval" cuya doble vida no hizo sospechar a sus vecinos que tras esa mujer que creían conocer y de la que realmente solo sabían que salia cada noche a pasear por Barcelona con sus mejores galas, se escondía una sádica asesina de niños que ofrecía a "respetables" miembros de la alta sociedad la sangre y la grasa de sus víctimas con los que realizaba supuestos hechizos y trabajos de brujería. Ella fue detenida y murió en la cárcel, pero antes de poder confesar el nombre de ninguno de sus clientes.
Otro caso mas reciente podría bien ser el de Josef Fritzl, El "monstruo de Amstetten" sus vecinos se asombraron, ninguno, ni su propia esposa, se imaginaban que había tenido secuestrada en un zulo a su hija habiendo tenido 6 hijos con ella, a los que también mantuvo encerrados.
Podría seguir con una lista interminable, pero la conclusión es siempre la misma, habiendo sido demostrado que la frenología era una falacia deberíamos intentar dejar de juzgar a las personas por su aspecto, para bien o para mal; Ser objetivos y sobre todo eliminar los estereotipos que el cine nos ha impuesto.






