Evasión de impuestos, cosa de ricos.

The New York Times recuerda que la información sobre la ocultación de sus cuentas en Suiza por parte de Botín fue desvelada por un empleado del banco HSBC, que tras ser despedido hizo públicos los nombres de las personas que depositaban su dinero en esa entidad, entre los que
había 569 españoles.
 Además de Emilio Botín, las siguientes personas tienen cuentas secretas en Suiza, 569 españoles, incluyendo a Emilio Botín y su familia, con grandes nombres de la vida política y empresarial (entre ellos, por cierto, el padre del Presidente de la Generalitat, Artur Mas; José María Aznar; Mª Dolores de Cospedal; Rodrigo Rato; Narcís Serra; Eduardo Zaplana; Miguel Boyer; José Folgado; Carlos Solchaga; Josep Piqué; Rafael Arias-Salgado; Pío Cabanillas; Isabel Tocino; Jordi Sevilla; Josu Jon Imaz; José María Michavila; Juan Miguel Villar Mir; Anna Birulés; Abel Matutes; Julián García Vargas; Ángel Acebes; Eduardo Serra; Marcelino Oreja... ... ... entre otros, hasta llegar a 569.
La cantidad evadida representan el 74% del fraude fiscal
Según datos de la Agencia Tributaria, el 74% del fraude fiscal en España se centra en estos grupos, que suman un total de 44.000 millones de euros defraudados al fisco, pero la mayoría de investigaciones de fraude fiscal de Hacienda pone la lupa sobre los autónomos y profesionales liberales, cuyo fraude fiscal representa el 8% del fraude fiscal total.

A todo esto, añado yo, que cuando un trabajador o un pequeño autónomo defrauda, suele estar motivado por la imposibilidad de sobrevivir de otro modo, siendo las cantidades insignificantes y de ser descubiertos, la multa o la sanción que se les impone, les suele suponer la ruina, por lo que solo se recurre a esta picaresca en casos de necesidad.

En cambio las grandes fortunas, además de contar con medios legales para evitar contribuir al mantenimiento del estado, como las SICAV, disfrutan de las mayores subvenciones  y ayudas de este y de la pasibilidad del ministerio de hacienda al que se prohíbe la investigación de sus delitos.

Por tanto nos encontramos con la paradoja de que aquellos a los que se OBLIGA a mantener al estado, son a los que este menos beneficia.  Y otra paradoja aun mayor, es que algunos de los mismos explotados por el estado, son los que integrando los cuerpos represivos de este, sean los que obligan por la fuerza, al resto, y a sí mismos a mantener a esa cúpula parásita, que les niega los servicios mínimos, para asegurarse una vida digna.