Hoy toca copi-pega del blog del blog MUJER VERDAD Y REVOLUCIÓN INTEGRAL
Una buena forma de entender el feminismo real (no estatal) y la defensa de la mujer, no de los intereses del estado a través de la manipulación de los medios de intoxicación masiva, en concreto se trata del derecho a la maternidad, que se niega a través del supuesto derecho al aborto, o lo que es lo mismo la eugenesia impuesta a la clase dominada, que es además defendida por la progresía más obtusa de la sociedad, junto con la imposición de la emigración e inmigración.
En definitiva se pretende que luchemos por destruir nuestra sociedad y su futuro en nombre de la "libertad" y la "liberación femenina" y que el abanderado de estas luchas sea el estado, pasando de opresor a héroe del pueblo
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Una
amiga o amigo hacía este comentario en el blog que me ha parecido necesario
responder un poco extensamente.
"Te
remito un enlace de El Pais, que aunque en quiebra económica sigue siendo el
Pravda del régimen postfranquista y es quien marca la tendencia de pensamiento
mucho mas que El Mundo, el cual no deja de ser un suplente:
"No soy madre porque no quiero"
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/09/20/actualidad/1379705104_604726.html
Habla de muchas cosas, la principal es que a la mujer se la sigue presionando para que sea madre y al varón no. Habla como se ven obligadas a dar excusas falsas (esterilidad o traumas psicológicos) para que las dejen en paz. También habla de una maternidad forzada por sus parejas varones que las "obligan", dándolas la tabarra para tener hijos, lo que acaba en resentimiento y posterior destrucción de la pareja.
Quiere acabar con el mito del instinto maternal y ofrece unas curiosas estadísticas: el deseo de ser padre-madre es similar en hombres y mujeres (con lo que de paso acaba con el mito de que los varones no quieren comprometerse) pero le añade algo que me ha llamado la atención, en caso de no poder ser padres los hombres sufren mucho mas que las mujeres.
Se que "El País" mezcla información con propaganda, pero ya que la maternidad y su persecución encubierta es un tema que dominas, me gustaría saber tu opinión si tienes tiempo para leerlo.
Grácias y un cordial saludo. "
"No soy madre porque no quiero"
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/09/20/actualidad/1379705104_604726.html
Habla de muchas cosas, la principal es que a la mujer se la sigue presionando para que sea madre y al varón no. Habla como se ven obligadas a dar excusas falsas (esterilidad o traumas psicológicos) para que las dejen en paz. También habla de una maternidad forzada por sus parejas varones que las "obligan", dándolas la tabarra para tener hijos, lo que acaba en resentimiento y posterior destrucción de la pareja.
Quiere acabar con el mito del instinto maternal y ofrece unas curiosas estadísticas: el deseo de ser padre-madre es similar en hombres y mujeres (con lo que de paso acaba con el mito de que los varones no quieren comprometerse) pero le añade algo que me ha llamado la atención, en caso de no poder ser padres los hombres sufren mucho mas que las mujeres.
Se que "El País" mezcla información con propaganda, pero ya que la maternidad y su persecución encubierta es un tema que dominas, me gustaría saber tu opinión si tienes tiempo para leerlo.
Grácias y un cordial saludo. "
En
primer lugar este artículo afirma pero no demuestra, se limita a usar unas
entrevistas (¿reales o inventadas?) en las que algunas mujeres dicen sentirse
presionadas por su entorno social para ser madres. "El País" nos
trata como estúpidas y piensa que debemos considerar verdad lo escrito por el
hecho de verlo impreso y nos considera tan sentimentales e impresionables que
no podremos evitar sentirnos
identificadas con las víctimas de esta felonía pro-maternalista.
Según
el diario de la minoría progre-franquista aferrada al poder político, mediático
e institucional desde hace casi cuarenta años a las mujeres se nos impide
elegir la esterilidad voluntaria. Eso significa, si nos atenemos a las cifras
de la natalidad, ese 1,3 hijos por mujer que sigue bajando en caída libre, que
ese exiguo número de criaturas son, en su mayor parte, el producto de la
coacción sobre nosotras, es decir, que prácticamente ninguna mujer quiere ser
madre. ¿Qué cifra le parecería a "El País" aceptable? ¿Tal vez 0,001
hijos por mujer? ¿Sería esa la materialización de la libertad de elegir de las
féminas? ¿O quiere decir sin más que si las mujeres no fuéramos presionadas no
nacería ninguna criatura?
A
las entrevistas que aporta "El País" yo le puedo enfrentar otras
tantas, como la de aquella madre que me contaba el escándalo que organizó y la
violencia verbal que utilizó su suegra cuando la supo embarazada de su segundo
hijo y cómo ella oía desde el salón, sobrecogida, los gritos e insultos que le
lanzaba a su marido a quien acusaba de ser un casi violador por ello. O aquella
que me decía que su madre no la felicitó jamás en ninguno de sus cinco
embarazos, siempre la espetaba un ¿pero sabes lo que estás haciendo? Y eso fue
así desde la primera vez.
Podría
narrar la historia de aquella mujer que en sus últimos embarazos (tiene 9
hijos) tenía que soportar los improperios de muchas mujeres de su barrio, el
acoso de los médicos, de los profesores... que se consideraban con el derecho a
opinar sobre su vida a pesar de que quien criaba a sus hijos era ella sin
ayudas ni del Estado ni de los vecinos.
Conozco
una multitud de mujeres que no tienen los hijos que desean sino los que pueden
en estas condiciones de precariedad que hoy sufrimos. Las que nos atrevemos a
traspasar la fatídica barrera de los dos hijos hemos oído insistentemente
aquello de que es una inconsciencia poner más niños en un mundo como éste, o lo
de que si somos del OPUS y de tener "los que dios quiera", o que si el
número de hijos tiene una relación inversamente proporcional con el nivel cultural
e intelectual.
Ser
madre en esta sociedad depredadora y dañina es casi un imposible. Conozco esa
sensación amarga de dejar a las criaturas por la mañana en las guarderías[1] algunas veces enfermas y
con fiebre, y, atribuladas por el dolor de hacerlo, de no poder cuidarlos,
marchar a trabajar.
Y
muchas que sido despedidas por los embarazos, otras a las que se les han
empeorado sustantivamente las condiciones laborales como castigo. Y conozco los
casos aún más trágicos de aquellas que han decidido abortar, no por elección
propia, sino por miedo a perder un empleo, que, en la mayor parte de los casos
no es una labor enriquecedora y creativa sino una actividad embrutecedora por
un sueldo miserable.
Muchas
embarazadas y muchas madres sufren no solo el acoso de las empresas sino
incluso de las propias compañeras y compañeros de trabajo que consideran que no
rendirán lo suficiente, que no se entregarán con la necesaria vocación a sus
obligaciones laborales. Yo lo he visto.
La
esterilidad voluntaria es una elección tan respetable como cualquier otra
cuando es libre, pero hay que aceptar que hoy es la opción preferida del sistema. Presentarse como víctimas y
perseguidas es una inmoralidad y una demasía.
Por
otro lado quienes por hedonismo y deseo de vivir sin cargas[2], por espíritu gozador y
consumista, deciden no participar en los cuidados de las próximas generaciones
y esperan que los niños de hoy, los que criamos quienes sí tenemos hijos, les
cuiden a ellos en la vejez están rompiendo con ello la reciprocidad y la
justicia pues esperan recibir sin haber dado.
Creen,
en su barbarie, que, puesto que tienen dinero, tienen asegurada su vejez. Les
parece legítimo y natural el intercambio de dinero por cuidados y afectos con
lo que están corrompiendo y
prostituyendo la vida social que debería ser limpia y decente y mantener las
necesidades vitales alejadas del trueque mercantil. Son, por lo tanto, los
paladines del capitalismo más salvaje, aquél que aspira a convertir en
mercancía hasta el aire que respiramos.
Deberíamos
exigir a "El País" que nos desvele la finalidad de estas operaciones
de manipulación de la conciencia social, la auténtica estrategia que orienta su
fanatismo anti-natalista.
Pero
hay más, en el último mes "El País" ha desgranado una cadena de
artículos alentando a la huida de las generaciones jóvenes del solar de sus
ancestros, según estos prebostes de la industria de la conciencia la juventud
debe marchar buscando los destinos más alejados de su punto de origen. En una
sociedad con una pirámide demográfica completamente catastrófica ¿qué sentido
tiene llamar a la emigración masiva de la exigua juventud?
No
puede entenderse tal estrategia si no se contempla la constante invocación de
este medio a favor de la inmigración y el "anti-racismo" de pacotilla
¿Qué sentido tiene destruir la natalidad y echar de aquí a nuestros jóvenes
para atraer luego a otros llegados de los más lejanos confines del mundo,
robando literalmente esas personas de su entorno natural?
Tenemos
que tener en cuenta que casi todo lo que se hace hoy desde los medios que son,
no lo olvidemos, una parte sustancial de aparato de poder, tiene un sentido.
"El
País" se presenta como campeón del anti-racismo cuando en realidad lo que
defiende es el desplazamiento forzado de grandes masas de personas a lo largo y
ancho del planeta para destruir las comunidades naturales y constituir una
nueva sociedad hecha de agrupaciones de aluvión, de seres desvinculados de su
espacio y de su historia, despojados del sentido de pertenencia, aculturados y
desarraigados. Masas de solitarios y solitarias que no tengan ningún lazo con
el lugar en el que habitan ni con los otros seres con los que se cruzan.
Estamos
pues, a las puertas de una nueva especie de post-humanos, unos individuos que
ni siquiera serán el "homo
animalis" porque carecerán
incluso de la capacidad para tener vida sexual y reproductiva, una nueva
inhumanidad de entes biológicos híbridos y estériles... como el ganado de labor
¿Es pura ciencia ficción?
Creo
que ha llegado la hora de llamar a las cosas por su nombre, "El País"
es un agente de difusión de la biopolítica del sistema que hoy se sustenta en
la destrucción de la natalidad en todo el planeta salvo un pequeño reducto de
África que parece que está destinado a ser el reservorio de seres humanos para las necesidades del sistema de poder.
La
persecución de la maternidad se está realizando de mil maneras diferentes, las principales:
1. Por
los programas de
"contracepción" de los organismos de la biopolítica mundial que
incluyen las esterilizaciones masivas de poblaciones, el uso de
anticonceptivos
brutales como el Depoprovera y otros y el aborto forzoso. Esto ha hecho
caer el número de hijos por mujer en picado desde los años 80 del siglo
XX y ha reducido la natalidad mundial a cifras prácticamente por debajo
del índice de reposición.
2. Por la destrucción de
las comunidades primarias que supone a las mujeres madres quedar en situaciones
de enorme precariedad sin redes de apoyo horizontales.
3. Por la guerra de los
sexos fomentada desde el poder (aquí a través de la Ley de Violencia de Género) que reduce de forma "natural" la
natalidad por falta de relaciones con el otro sexo, destruye el núcleo básico
familiar para compartir las tareas y deja a las mujeres en completa soledad.
4. Por el ascenso de la
influencia que las empresas y el trabajo a salario tiene en la vida privada de
las personas y las decisiones vitales.
5. Por la creación de un
Estado del bienestar que regula, dirige y manipula al pueblo con el argumento
de proteger y dispensar cuidados y satisfacción de lo necesario para la vida.
6. Por el bombardeo
mediático e institucional, en las sociedades occidentales sobre todo, que ha
generado una cultura de acoso a la maternidad, que desgrana una insultante
letanía de epítetos hacia el impulso maternal.
7. Por estímulo de
numerosas formas de maternidad patológicas devenidas del brutal ataque a la
feminidad que se está produciendo hoy y sus consecuencias en las mujeres y de
la promoción de modas maternales insensatas y nocivas para las madres, los
padres y las criaturas.
No
deberían estas operaciones quedar sin respuesta. Pero, mientras el
anti-natalismo está organizado institucionalmente, subvencionado y difundido
por todos los canales de creación de opinión que son innumerables, quienes
creemos que debe defenderse la natalidad como un impulso revolucionario no
estamos organizados y, por lo tanto, no somos capaces de hacer frente a estas
espurias operaciones.
Sería
una necesidad imperiosa que las madres y padres conscientes nos unamos para
denunciar todos los acosos que sufrimos, todas las limitaciones que el sistema
pone a la libertad reproductiva.
Necesitamos
un movimiento reivindicativo a favor de la justicia, del cese del expolio de
personas por los centros económicos mundiales, por el derecho de nuestros hijos
a quedarse en su lugar de origen, y el derecho de los hijos de las otras madres
del mundo a hacer lo propio, sin ser llevados como ganado allí donde el
capitalismo mundial los requiera.
Hay
que denunciar toda forma de biopolítica como liberticidio y crimen contra la
humanidad y por lo tanto denunciar a "El País" como plataforma de
estas operaciones.
Apañaos estamos si va ha ser la oligarquía pseudocientífica la que controle y planifique la natalidad. Está claro que, no sólo es la Iglesia la que ha de "sacar sus manos de los ovarios" de la mujeres.
ResponderEliminarSalud!
Es lo que viene sucediendo desde siempre, ya sea antes premiando la natalidad, (Fanco y la familia numerosa), o ahora con los progres que dicen defender el derecho al aborto, pero imponiéndolo a toda mujer que pretenda preciarse de serlo.
EliminarSalud!
Puro NOM.
ResponderEliminarAsi nos va, un saludo
Siempre digo igual, de nuevo no tiene nada, siempre ha sido así. ;)
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