Video: Cómo sobreviven los pobres en los Estados Unidos | DW Documental
50 millones de personas pasan hambre en Estados Unidos
Por: Larry Romanoff
En julio de 2013 Rose Aguilar escribió un artículo muy bueno para al-Jazeera [1] en el que hablaba de la grave crisis de hambre que afectaba a Estados Unidos.
En
ese artículo la periodista recordaba algo que yo tenía olvidado desde
hace mucho tiempo, un acontecimiento que escandalizó tanto a la opinión
pública estadounidense que el gobierno se vio obligado momentáneamente a
responder con políticas más humanas.
Aquel
acontecimiento fue un documental especial de una hora de duración
emitido por el canal de televisión CBS y llamado “Hambre en Estados
Unidos” en el que los espectadores vieron literalmente morir de hambre a
un niño hospitalizado. Nixon respondió porque la indignación del
público no le dejó otra opción, pero Reagan desmanteló rápidamente
aquellas mejoras.
Cuando
Reagan llegó al poder en 1980 había 200 bancos de alimentos en Estados
Unidos; actualmente hay más de 40.000, todos ellos desbordados por la
demanda y obligados a racionar los alimentos que dispensan.
Antes
de 1980 una de cada cinco personas estadounidenses dependía de los
cupones de alimentos, hoy es una de cada cuatro. Antes de Reagan había
10 millones de personas que pasaban hambre en Estados Unidos, hoy hay
más de 50 millones y la cifra va en aumento. Una parte fundamental de la
Gran Transformación incluía no solo recortes de impuestos y otros
beneficios para las personas ricas, sino al mismo tiempo una reducción
masiva de los presupuestos destinados a programas sociales, a pesar de
que Reagan y el gobierno secreto estaban creado unas condiciones que
hubieran necesitado desesperadamente aquellos mismos programas sociales.
Entre
estos 50 millones de personas que actualmente pasan hambre en Estados
Unidos se incluye el 25 % de todos los niños y niñas estadounidenses que
se van a la cama con hambre cada noche. Hoy en día aproximadamente el
25 % de la población estadounidense no puede comprar comida suficiente
para mantenerse sana y la mayoría de estas personas pasa hambre al menos
tres meses al año. La situación es tan grave que muchos estudiantes
universitarios han recurrido a escarbar en los contenedores de basura en
busca de comida en condiciones. En 2013 el mayor banco de alimentos de
Estados Unidos en la ciudad de Nueva York entregó más de 35 millones de
kilos de comida y, aun así, todavía 1,5 millones de los 8 millones de
personas que viven en la ciudad pasan hambre. Después del documental de
la CBS y antes de que apareciera Reagan Nueva York casi no necesitaba
servicios de alimentos de emergencia y sólo tenía 28 agencias de
alimentos; hoy hay más de 1.000. El problema es tan grave que muchas
agencias temen que la desesperación por conseguir comida provoque un
aumento de la violencia.
En
comparación, solo aproximadamente un 5 % de personas chinas afirmaron
que ha habido momentos en los últimos 12 meses en los que han tenido
hambre, mientras que en Estados Unidos la cantidad es actualmente un 25 %
y va en aumento. Maura Daly, portavoz de una agencia social, afirmó:
“Hay muchas ideas equivocadas acerca del hambre en Estados Unidos. Se
cree que está asociada a la falta de vivienda cuando, de hecho, afecta a
familias que trabajan, a sus hijos, a personas discapacitadas”.
Más
alarmante todavía quizá fue la publicación a mediados de 2014 de unos
datos de estudio que documentan que un 25 % de los miembros del ejército
estadounidense también depende para sobrevivir de los cupones de
alimentos, de los bancos de alimentos y de otros proyectos civiles de
asistencia.
Tras
recopilar datos durante cuatro años la principal organización benéfica
nacional para luchar contra el hambre publicó su estudio mayor y más
completo que demostraba, entre otras cosas, que un 15 % de las y los
estadounidenses depende de los bancos de alimentos para toda su
nutrición básica, es decir, que no tiene otra fuente de alimentos. Pero
quizá la revelación más chocante era que un 25 % del personal militar
estaba en la misma situación financiera. Por supuesto, el Pentágono se
apresuró a discrepar con la metodología del estudio utilizando jerga
estadística para tapar su vergüenza.
Artículo original en inglés:
The Richest Country’s Empty Plates. 50 Million Hungry Americans, publicado el 18 de diciembre de 2019.
Traducido al Español por Beatriz Morales Bastos para Rebelión.
Larry Romanoff: Consultor
de gestión y empresario jubilado. Ha ocupado cargos ejecutivos en
empresas consultoras internacionales y fue propietario de un negocio
internacional de importación y exportación. Fue profesor visitante en la
Universidad Fudan de Shanghai donde presentó estudios de casos de
relaciones internacionales a los cursos superiores de Executive Master
of Business Adminisitration (EMBA). Vive en Shanghai y actualmente
escribe una serie de diez libros relacionados en su mayoría con China y
Occidente. Se puede contactar con él en esta dirección de correo
electrónico 2186604556@qq.com.
Notas:
Buen documental. Me recuerda al pasaje del capital que habla de las condiciones de vida en los cotage ingleses. Por desgracia hay diferencias hasta en la pobreza y no es lo mismo ser pobre en USA o en nuestramerica.
ResponderEliminarSalud!
Si, allí ganando 1500€ tienen que vivir en el coche... da que pensar.
EliminarSalud!
Queridos Amigos,
ResponderEliminarEstoy agradecida por publicaren el artículo de Larry Romanoff en su sitio web, a saber:
https://puertoparanoia.blogspot.com/2019/12/los-pobres-de-los-paises-ricos.html
Pueden encontrar artículos de este autor sobre coronavirus y otros temas traducidos en SP en
https://www.moonofshanghai.com/p/archivo-en-espanol.html
Agradeciendo de antemano toda posible divulgación de los mismos y quedando a su disposición para cualquier información complementaria sobre todo el material traducido.
Respetuosamente,
María Luísa de Vasconcellos
Correo electrónico: luisavasconcellos2012@gmail.com + luisavasconcellos@protonmail.com
Hola y gracias por la aportación, estaba sin internet y no pude responder antes. Tomo nota de la dirección que ahora viene bien, por la falta de tiempo.
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