Imaginemos un país donde todas las personas pudieran ver solo en blanco y negro. Un buen día, un ciuda

¿Como describir aquel nuevo mundo, como compartir aquella belleza, como hacerles entender que aquel gris oscuro en realidad era azul y el otro mas claro era amarillo o rosa?
Quizás unos pocos quisiera creerlo e intentasen ver lo que él podía ver, pero claro, sin ningún éxito. Aun así no perderían la esperanza y esperarían escuchar cada palabra sobre aquellos extraños colores de los que hablaba. Algunos conciudadanos suyos sin demasiados escrúpulos, viendo en aquello la posibilidad de un negocio, asegurarían poder ver también aquellos colores, aunque solo llamarían azul, a casi todos los grises oscuros y amarillo quizás a los mas claros, los mas perspicaces, aún sin poderlos ver, serian capaces de percibir los matices de cada tono de gris identificándolos con su correspondiente color de modo certero.

Como podríamos saber si aquel loco, era realmente un loco o tenía la capacidad de ver algo que solo él podía ver y para poder entenderlo, sería necesario que los demás viesen algo que nadie mas podría ver jamás.
-¿No es verdad, donde están esos colores? ¿como son? ¿como es que nadie mas puede verlos y ni siquiera es capaz de describirlos de forma que podamos entenderlos?
-Pero si están ahí, ¿es que no los veis?, mirad: este es rojo y este violeta.
-Sandeces, son grises, todos podemos ver que son grises, oscuros o claros, eso es lo que nuestros ojos ven y nuestras cámaras fotografían, ningún color, ningún cuento de hadas.
-Pobre hombre deberíamos curarle los ojos, para que no vea esas alucinaciones.
-Quizás sea del cerebro no de los ojos. -Si, es mas que sabido que solo los perturbados, hablan a veces de extraños grises que ellos llaman colores, es solo una alucinación visual, creada por un exceso de excitación en la parte del córtex que controla la visión. Remite con una dosis adecuada de tranquilizantes y reposo visual.
-Ciertamente; También he oído de casos similares provocados por una histeria colectiva o un exceso de opiaceos, el doctor F.J. Orwell dio una charla muy interesante al respecto.
-¡Les digo que están ahí! ¡es rojo, les digo que es rojo!
-Pobre imbécil, cada vez desvaría mas.