
Si bien el asesinato ha desatado la indignación general, las declaraciones oficiales expresando que no ven motivo de sanción hacia los cuatro "valientes" agentes que actuaron con una corrección ejemplar, han provocado un aluvión de disturbios, que muchos aprovechan para conseguir un poco de comida asaltando supermercados.


El gran capo que ahora ocupa el puesto de jefe del estado en EEUU, ya ha amenazado en las redes sociales con disparar contra aquellos que protesten. En este caso las amenazas han sido mantenidas por la censura que en casos mucho más suaves elimina cualquier comentario que atente contra el sistema.
El alcalde también ha intentado intimidar a la población, esta vez con el virus fantasma, pero las balas y el hambre dan más miedo que el coco y la población que no tiene más remedio que despertar, lo ha hecho.
